El seleccionador nacional, Valero Rivera, colocó desde el inicio del partido una defensa individual sobre la máxima estrella checa, Jicha (jugador del Kiel alemán), una decisión que no tardó en dar resultados al equipo nacional, que pareció controlar al conjunto europeo, muy espeso ante la imposibilidad de jugar con su gran estrella.
Un momento clave para conocer el auténtico carácter del equipo español, que vive inmerso en un mar de dudas desde el fracaso sufrido en el pasado Mundial de Croacia, agravadas por la lesión del portero Arpad Sterbik, que apenas pudo permanecer unos minutos sobre la pista a causa de una lesión.
Iker Romero lo convirtió en trámite
Sin embargo, el equipo español no estaba dispuesto a sufrir ninguna nueva humillación y de la mano de Iker Romero, máximo goleador del partido con 14 goles, logró igualar rápidamente el marcador (10-10). Al descanso, el resultado sería de 10-17.
Con un Iker Romero imparable y con la irrupción desde la línea de seis metros del pivote Julen Aguinagalde, España aumentó su ventaja hasta los diez goles (28-18), que convirtieron el tramo final del encuentro en un mero trámite.
Un trámite que España no quiso desaprovechar para lograr una importante renta (37-25), que puede ser decisiva, en el caso de dobles y triples empates, para dilucidar el pase a la segunda ronda.
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