La rápida intervención quirúrgica evitó un «problema irreversible» por la falta de riego, pues la arteria tibial anterior quedó comprimida al desplazarse el tobilloFilipe se jugó el pie derecho para hacer el gol que abrió el camino del triunfo frente al Athletic. No es una metáfora. Es un hecho. El pie entero se desplazó y «comprimió la arteria tibial anterior», explicó ayer el doctor Carlos Lariño. «Si lo dejas así más de cinco horas, sin riego de sangre, habría sido irrecuperable, es decir, no quedaría otra que amputar».
No se llegó a plantear esa posibilidad en ningún momento, gracias a la rápida intervención de los servicios médicos. En la acción con Gorka, Filipe se rompe los ligamentos del tobillo y el astrágalo (hueso del tarso que se articula con la tibia y el peroné) se traslada tres centímetros hacia arriba y, con él, el resto del pie. En concreto, se incrusta entre el peroné fracturado y la tibia. Y no había forma de devolverlo a su lugar. Se intentó sobre el césped y no se consiguió. Tampoco se logró, ya con el jugador descalzo, sin bota y media, en el vestuario: «Lo intentamos hasta tres, pero no hubo forma», detalló Lariño. Los otros dos eran Barral y el médico del Athletic.
«Cuando hay una luxación, se intenta reducirla en el campo, pero en este caso era irreductible por las buenas. Como no se podía colocar el hueso en su sitio, el pie estaba sin riego y eso sí que podría ser un problema irreversible. Por eso nos lo llevamos inmediatamente al hospital», afirmó el traumatólogo que lo operó, Arriaza.
Quirófano preparado
Solo había una forma de devolver el hueso a su sitio: intervenir. Y antes de esas cinco horas que marcaban la frontera fatídica. Por eso el jugador se trasladó con urgencia al USP Santa Teresa. «En la ambulancia iba callado, no dijo nada», reveló Lariño. El jugador aguantaba el inmenso dolor como un guerrero espartano. Al llegar al centro hospitalario, ya estaba el quirófano preparado, anestesista incluido.
Filipe cayó lesionado a las 23.05 horas sobre el césped de Riazor. Solo 55 minutos después entró en el quirófano, donde permaneció durante un espacio de dos horas. El hueso fue devuelto a su sitio y se completó el resto de la operación. El gran peligro había pasado.
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