El fútbol, un trabajo de equipo/un equipo de trabajo

Recientemente de todos es conocido el gran año que ha cerrado el F.C Barcelona de fútbol al haber ganado 6 títulos, los máximos que se pueden ganar en este período de tiempo. Todo un logro que pasará a la historia. Muchos han estado los elogios, las alabanzas, los aplausos, las ovaciones. Y la respuesta del entrenador, Pep Guardiola, siempre era la misma: trabajo, trabajo y más trabajo. Este triunfo ha sido el colofón de un TRABAJO EN EQUIPO bien hecho, sin el que no sería posible haberlo conseguido.

Con todo ello, quiero hacer referencia a la importancia que supone saber trabajar en equipo en muchos de los ámbitos de la vida. En este caso, en el del fútbol. Y se pueden hacer miles de similitudes: un equipo de trabajo se une por un fin común, cada uno de sus miembros trabaja con aquella característica que le diferencia de los demás pero que, en armonía con la de los demás compañeros, hacen un todo indisoluble e invencible. De la misma manera, cada jugador juega una posición y tiene unas habilidades que le hacen único pero que, junto con las habilidades de sus compañeros, logran sus objetivos. Aquí entra en juego, valga la redundancia, el concepto de SINERGIA: “las interacciones entre las partes o componentes de un sistema generan un valor agregado mayor al que se lograría si cada componente funcionara por separado”.

Por otro lado, aparte de que a un equipo lo hacen grande sus jugadores (miembros, trabajadores) y su entrenador (el jefe, el líder), no hay que olvidar que dos de las claves para que un equipo de trabajo se diferencie son su CREATIVIDAD y su INNOVACIÓN. Hacen falta estas dos cualidades para solucionar problemas, para ser resolutivos, para dar respuestas de una manera original. Al igual que en un ambiente “de oficina”, los jugadores de un equipo de fútbol también tienen que tener unas tácticas concretas, unos movimientos bien estudiados, un buen juego en definitiva. Ese juego, ese espectáculo es el que ha hecho que el Barça del 2009 haya pasado a la historia. Igual que lo han hecho otros muchos equipos en todo el mundo y que lo seguirán haciendo.

Y así como un jefe, un líder motiva a los miembros de su equipo de trabajo con mil y una técnicas (mapas mentales, analogías, visualización, grupos T, focus groups, etc), el entrenador de un equipo de fútbol también utiliza sus “artimañas” para hacer lo mismo con sus jugadores (un vídeo, una canción, etc). Incluso rota las tareas, los roles pueden cambiar de vez en cuando.

Así pues, tanto en el futbol como en el departamento de una empresa como en una tienda de ropa, los integrantes de estos EQUIPOS DE TRABAJO se mueven por un fin común, motivados por el horizonte que les depara el éxito de sus tareas hacia ese fin. Los equipos de trabajo/el trabajo en equipo se equipara a muchos aspectos y sectores de la vida.

Me gustaría acabar con un pequeño relato que aparece en el módulo VII del Triple Máster que ilustra de una manera perfecta y maravillosa la base de un buen trabajo en equipo, entre ellos, la importancia del factor “humano”:

“Cuentan que en una carpintería hubo una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar diferencias.

El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar, ya que se pasaba todo el tiempo haciendo ruidos.

El martillo aceptó la culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo, argumentando que había que darle demasiadas vueltas para que sirviera.

El tornillo aceptó el ataque, pero exigió la expulsión de la lija. Señaló que era áspera en su trato y tenía fricciones con los demás.

Y la lija estuvo de acuerdo, pero exigió que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás como si él fuera perfecto.

En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició la tarea. Utilizó el martillo, la lija, el metro, y el tornillo. Finalmente, la tosca de madera se convirtió en un hermoso mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando el serrucho dijo:

- Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso nos hace valiosos. Así que no pensemos en nuestros fallos y concentrémonos en la utilidad de nuestros méritos.

La asamblea pudo ver entonces que el martillo es fuerte, el tornillo une, la lija pule asperezas y el metro es preciso. Se vieron como un equipo capaz de producir muebles de calidad.

Esta nueva mirada los hizo sentir orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. No fue necesario echar a nadie.”

Por: Mariel Sangrà Martínez, alumna
Triple Máster en Protocolo Institucional, Empresa y Eventos Internacional

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