Más allá de especular sobre futuros rivales, la selección necesita centrarse en una urgente mejora de su rendimiento. A su fragilidad manifiesta en el rebote y a sus repentinas caídas de tensión se añadieron en el primer tiempo del partido unas lagunas defensivas que supieron aprovechar los mediocres tiradores libaneses. Si el día anterior a Lituania le bastaron los últimos 14 minutos para comerse los 18 puntos de ventaja que le había sacado España, Líbano fue capaz de cerrar el primer cuarto con ventaja, 22-21, después de haberle endosado un parcial de 14-3. La superioridad de Marc Gasol bajo los aros y la mala cabeza de Vroman, ex jugador de Girona y Gran Canaria y tal vez el único que podía reducir los daños que provocaba el pívot de los Grizzlies y a su vez alimentar el marcador de los suyos, permitieron que España se despegara de una vez por todas en un tercer cuarto en que al fin prevaleció la notoria superioridad técnica y física de sus jugadores.
El despegue no empezó hasta que Vroman cometió la tercera falta, seguida de otra falta técnica por un gesto de protesta. Habían transcurrido 17 minutos y España dominaba por solo dos puntos (32-34). Hasta entonces los jugadores las habían pasado moradas, sin medir bien en defensa y tan nerviosos y descentrados en ataque que llegaron a dibujar algunos parciales paupérrimos como un 10 de 17 en tiros libres (59% de acierto), otra vez una cruz, un 2 de 15 en los triples (13%) o un primer parcial increíblemente adverso en los rebotes (12-8).
Los relevos que introdujo Scariolo volvieron a dejar la impresión sobre la cancha de que su equipo se volvía vulnerable y poco efectivo cuando coincidían los jugadores de la segunda unidad. A fuerza de insistencia y siempre de la mano de Marc Gasol en los momentos más peliagudos, el equipo español mejoró de manera ostensible en el tercer cuarto. Barrió y por fin emergieron Felipe Reyes y Fran Vázquez como los pívots que deben contribuir a completar o relevar la presencia dominante de Gasol, que concluyó con 25 puntos y 8 rebotes.
La reacción se produjo gracias a los pívots, ya que la línea exterior no funcionó, empezando por Navarro, muy desacertado en el tiro y además perjudicado por una lesión en la espalda, y prosiguiendo por Ricky y Llull, igualmente sin puntería. Rudy, que se las tuvo tiesas con la figura, entre comillas, del equipo libanés, El Khatib, sufrió una reacción alérgica y, tras 13 minutos, ya no pudo volver a ser utilizado por Scariolo. No hizo falta. Gasol, Reyes y Vázquez metieron la directa y aprovecharon su superioridad bajo los aros y España, al fin, respiró y jugó a placer.
Noticia: http://www.elpais.com/articulo/deportes/mal/era/Libano/elpepudep/20100901elpepudep_8/Tes
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