Psicología del deporte: Técnica grupal después del partido

En su columna de esta semana, la Licenciada Julia Alvarez Iguña, habla sobre las charlas post partido y la mejor manera de aprovechar esas situaciones

Una buena técnica a realizar después de cada partido es la que se conoce como “charla de vestuario caliente”. Se llama de vestuario caliente ya que se realiza al finalizar el partido, antes de que los jugadores se duchen generando un espacio para poder canalizar las sensaciones del juego. Los jugadores entran al vestuario, se sientan en ronda y cada uno realiza una auto-evaluación de lo que sintió; qué estuvo bien; qué mal; qué le molestó, qué se debe reforzar, etc.
En esta charla deben estar todos los miembros que componen el plantel: equipo técnico, entrenadores, médico, kinesiólogo, psicólogo, ya que se trata de una dinámica grupal. Luego de los jugadores, hablan los entrenadores completando el círculo de la comunicación con el aporte de algún otro entrenador si lo sintiera necesario.
Al poder verbalizar lo que sintió, reflexionar acerca del por qué sucedió, se generan nuevas respuestas que apacigua la culpa que pudiera tener algún miembro del grupo. La comunicación debe dar un espacio para que cada uno hable, sea escuchado con respeto haciendo circular la palabra desde la solución del problema y no desde la crítica hacia la persona.
Es importante poder verbalizar después de la competencia acerca de las emociones vividas, percibidas o interpretadas. No es lo mismo lo que se dice en “caliente” después del partido, que lo que se comenta la semana siguiente cuando los ánimos se calmaron. Esta charla y auto-critica permite un mejor intercambio de ideas, donde cada comentario aporta un gran valor al enfocar lo vivido desde distintos puntos de vista. Por otro lado da lugar a una fuerte dinámica grupal, donde el jugador se acostumbra a hablar de sus vivencias y emociones, en un clima donde no se siente amenazado ya que es respetado y escuchado por sus pares.
Esto facilita un discurso claro y abierto que permite destrabar emociones, luego del cual se siente más relajado al participar en un espacio donde compartir mutuamente los errores, comprender mejor la propia situación y aprender junto con los demás jugadores. Esta dinámica refuerza la estima, la motivación y la cohesión ya que provoca una identificación grupal ante el sentimiento de pertenencia generando confianza y seguridad.
La técnica grupal puede ayudar en varios aspectos SRU
La técnica grupal puede ayudar en varios aspectos Foto: SRU

Al realizar la evaluación ante la ausencia del psicólogo, el entrenador debe estar atento y separar “conducta de persona”. Casi siempre el deportista si jugó mal se etiqueta como “un mal jugador”, y no es así, sino que sigue siendo un buen jugador que cometió algún error. De esta manera encontramos jugadas malas y torpes pero no jugadores malos y torpes. Dentro del deporte en general, no es lógico pensar que si no acertamos con la pelota, no metimos un putt en el golf, erramos en la devolución de un saque en el tenis somos tontos. Los errores forman parte del ser humano, son los que nos activan en la búsqueda de mejorar pero no son nuestra totalidad. Vuelvo al ejemplo de Carlos Tevez cuando erró el penal en el partido contra Uruguay en la Copa América. ¿Es Tevez un mal jugador?
Al considerar la conducta humana desde este punto de vista, el sentimiento de culpa pierde su sentido, y lo que es aún más importante, se abre la vía de la reparación y de la tolerancia. Si separamos a la persona de sus acciones, comprendemos que no hay jugadores buenos o malos, sino seres humanos imperfectos que a veces se equivocan como todos. Esta nueva visión los saca de ese mal recuerdo con el objetivo de poder centrarlos nuevamente de manera positiva en su persona reafirmando la autoestima.
Todos somos deficientes en algún sentido. Podemos ser muy competentes en algunas áreas o en distintos puestos o jugadas y no ser tan buenos en otras, pero eso no nos quita el poder de mejorar. Nadie es diez en todo. Esta manera limitada de pensar puede colocarnos en situaciones de frustración e inferioridad.
Esta técnica de gran importancia en la comunicación grupal, brinda información de cómo está el equipo y qué se debe reforzar, brindando al entrenador una valiosa y adicional información para trabajar en la semana las zonas vulnerables individuales y grupales.
Al lograr que la mente se libere de tensiones y presiones, el cuerpo se relaja lo que permite utilizar energía adicional en el desarrollo de nuevas destrezas en el próximo entrenamiento. Además de lo técnico, el equipo debe manejar el aspecto emocional y comunicacional, que consciente o inconscientemente golpea y traba continuamente el buen rendimiento.

Noticia: http://www.rugbytime.com/psicologia/index.php?id=28459

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