Cada persona es un mundo, y ser un mito del deporte no es ninguna
garantía de que la grandeza que se conquista en él tenga que ver con la
actitud cotidiana. Así, a lo largo de la historia del deporte, que
abarca los dos últimos siglos, no han faltado los deportistas entre los
delincuentes o incluso criminales, dándose la circunstancia de que no
pocos de los casos registrados se refieren a lo que hoy conocemos como
violencia de género.
El primer gran crimen cometido por un personaje del deporte fue el
asesinato de Emma Levin, en Montecarlo, en 1907, cuyo cadáver apareció
descuartizado en un baúl en la estación de tren de Marsella, y por el
que Vere St. Leger Goold, subcampeón de Wimbledon en 1879, fue condenado
a cadena perpetua en la Isla del Diablo. Su esposa fue cómplice.
Aquel caso movió ríos de tinta en la Belle Époque, igual que en 1994
el de O.J. Simpson. Estrella del fútbol americano y del cine, el mundo
entero asistió a su persecución por parte de la policía, como sospechoso
de haber asesinado a su esposa y al amante de ésta, y posteriormente su
juicio. Fue absuelto del asesinato, pero después condenado en un
proceso civil a pagar una crecida suma como indemnización a las familias
de los muertos. Pocos dudaron de su culpabilidad.
Pocos antes, el estadounidense James Snook había ganado dos oros en
tiro en los Juegos de San Luis 1904. En 1930 sería condenado a muerte y
ejecutado en la silla eléctrica por haber asesinado a su amante, una de
sus alumnas (era catedrático universitario) que le reclamaba que se
casase con ella.
Otros sucesos de relevancia mundial fueron, entre otros, la condena
al boxeador argentino Carlos Monzón tras la muerte de su esposa, Alicia
Muñiz, que cayó por el balcón de su casa en una discusión entre la
pareja. Consiguió, sin embargo, eludir una condena superior por
asesinato.
No lo logró en cambio el jugador de los Carolina Panthers de la NFL
Rae Carruth, que en 1999 contrató a un sicario para que asesinara a su
novia embarazada. Este llevó a cabo su trabajo, aunque los médicos
lograron salvar al bebé. Carruth fue condenado a un mínimo de 18 años de
cárcel, pero evitó la pena de muerte. La misma sentencia recibió otro
jugador de la NFL, Tommy Kane, que en 2003 apuñaló y golpeó a su esposa,
de la que se estaba divorciando, hasta matarla. La pareja tenía cuatro
hijos.
Encarcelado en espera de juicio está hoy el portero de fútbol
brasileño Bruno Fernandes (Flamengo), acusado de haber matado a la madre
de su hijo también por medio de sicarios, por no querer reconocer su
paternidad.
Otro tipo de circunstancias pudieron influir en el caso del luchador
de la WWE Chris Benoit en 2007: asesinó a su esposa e hijo enfermo,
permaneció dos días junto a los cuerpos, y finalmente se suicidó. En su
momento se habló de que podria haber sufrido un brote psicótico por
efectos secundarios del consumo de esteroides.
El caso más reciente de crímenes en el seno de la pareja tuvo lugar
esta misma semana y en esta ocasión la victima fue el elemento
masculino: la española María Reyes García-Pellón está detenida acusada
de asesinar a cuchilladas mientras dormía a su marido Matthew White,
jugador de baloncesto con larga trayectoria en España. Ella habría
alegado que sorprendió a su marido viendo un vídeo pornográfico con
"niñas jóvenes".
Oscar Pistorius declaró en un primer momento haber matado a su novia
confundiéndola con un ladrón que había entrado en su casa. En el deporte
sudafricano hubo un trágico incidente análogo con el que Oscar, a decir
de policía y fiscalía, quiso disimular su crimen: Rudi Visiage, antiguo
'Springbook', en 2004 mató a su hija, de 19 años, de un disparo al
confundirla en la noche con un ladrón. Su caso sí fue juzgado como
accidental puesto que, además, disparó a gran distancia de la víctima.
Noticia: http://www.marca.com/2013/02/15/mas_deportes/otros_deportes/1360921087.html
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