Hasta hace, relativamente, pocas décadas, el papel que la mujer tenía en el deporte era nulo; la mujer nacía para "dedicarse" a la vida familiar en exclusiva. Lamentablemente, esta idea aún persiste en muchas culturas en pleno siglo XXI.
Aunque el acceso de las
mujeres al deporte de cualquier nivel es, ya, un hecho que no tiene
barreras en las normas deportivas; existen, sin embargo, otros
aspectos de la igualdad en relación con los hombres que practican
deporte que están aún lejos de conseguirse: la igualdad económica,
la igualdad en apoyos técnicos, la igualdad en los medios de
comunicación, la igualdad en los refuerzos sociales y la igualdad
profesional.
ALICE MILLIAT, precursora del deporte femenino.
Madame Alice Milliat, o
“la pasionaria del deporte femenino”, nació en Nantes en
1884 y fue una pieza fundamental en el movimiento femenino a favor
del deporte.
Se adentra tarde en la práctica deportiva, aunque pronto llega a convertirse en una excelente deportistas, principalmente en remo, deporte con el que se convierte en la primera mujer en conseguir un diploma.
Alice Milliat fue la principal promotora y
fundadora en 1915 del “Club Femenino de París”, con la
finalidad de promover el deporte entre las mujeres de la ciudad.
Promoción que se extiende por el país consiguiendo en 1921
organizar la Olimpiada Femenina en Mónaco.
En ese mismo año, el
31 de octubre, se crea la Federación Deportiva Internacional
Femenina (FSFI), con sede en París. Esta federación fue apoyada
incondicionalmente por figuras como la japonesa Kinue Hitomi, una de
las figuras más impulsivas de la federación que, además pasaría a
la historia por ser la primera mujer que luchó contra las
tradiciones nativas del país asiático.
Otra figura clave de la
federación sería la americana Mildred “Babe” Didriksen;
una destacada atleta, gran luchadora y con una fuerte influencia
mediática para encontrar la igualdad entre hombre y mujeres en todos
los aspectos, tanto sociales como deportivos.
La aparición de la
FSFI se convirtió en un gran inconveniente para Coubertin y para la
Federación Internacional de Atletismo (IAAF). La FSFI le exigía
tanto a la IAAF como al propio COI, el dar entrada a la participación
femenina en los Juegos Olímpicos; sin embargo se encontraban con
negativas tras negativas. Ante el caso omiso a la petición de la
FSFI, Madame Milliat organizó los I Juegos Mundiales Femeninos en
París en 1922, con un gran éxito que hizo que se repitiesen cuatro
años más tarde en Göteborg, donde aún fue mayor el número de
participantes y espectadores, entre los que se encontraban miembros
del COI y de la IAAF. Éstos, tras ver que los Juegos Femeninos eran
un éxito, y para dar por finalizada su trayectoria, acceden a
incluir pruebas femeninas de atletismo en los Juegos de Amsterdam de
1928.
Pero nada era
suficiente para Milliat, quien descontenta por la poca atención
recibida en las Olimpiadas del 28 y del 32, decide retomar la
celebración de los Juegos Mundiales Femeninos en Praga,
Checoslovaquia y Londres respectivamente.
Con el paso de los
años, el número de modalidades deportivas practicadas por las
féminas en los Juegos Olímpicos, aumenta lo que conlleva a la
desaparición de la FSFI en 1938.
Alice Milliat fallecerá
en 1938, permaneciendo sus restos en el cementerio de Nantes.
Información: Área deportes del IECS
Área de Deportes
Instituto Europeo Campus Stellae
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