Pocos podios tan felices se han visto a lo largo de la historia
mundialista como el protagonizado en Qatar ayer por Jorge Lorenzo,
Valentino Rossi y Marc Márquez, satisfechos a más no poder con el
peldaño designado para cada uno.
El vigente campeón ganó de nuevo en MotoGP con la contundencia que ya
exhibió para alcanzar el título la pasada temporada. El Doctor regresó
al cajón con la fuerza que solía, remontando desde el pozo, desde el
octavo, tras un fiasco que él mismo cometió en los primeros compases, al
intentar adelantar completamente atacado a Dovizioso. Pareció como si
reencontrarse en la pista con la Ducati, aunque ahora él corra sobre la
Yamaha, hubiera despertado la peor de sus pesadillas, porque tuvo un
fallo de júnior que, a la postre, hubo que agradecer por el bien del
espectáculo. Y el novato que a todos gusta demostró que está llamado a
hacer historia, dejando atrás a su compañero de equipo, Pedrosa, el gran
derrotado de la jornada, y peleando por la segunda plaza contra su
ídolo con un desparpajo que enamora.
La carrera de Lorenzo fue tan perfecta que nadie osó adelantarle de
principio a fin. Pedrosa fue el único que le disputó la frenada de la
primera curva, pero el mallorquín aguantó el envite con firmeza y a
partir de ahí puso tierra de por medio, para cruzar la meta con seis
segundos de ventaja. La tradición reciente dice que el que gana la
carrera inaugural se lleva el título. Sucedió con él mismo el año pasado
y el anterior con Stoner, pero nadie puede atreverse a asegurar que así
sea otra vez viendo que Rossi ha regresado con la fuerza y el hambre de
siempre.
El 46 arrancaba séptimo porque se equivocó en la calificación con la
estrategia a seguir, saliendo cuando más tráfico había, pero en carrera
demostró que tenía ritmo y, qué narices, que él ya no está para bromas y
que la pólvora la gasta en la guerra, no en las batallitas de los
entrenamientos. Fue él una vez más el que le puso la salsa a la carrera,
con una remontada de tres segundos hasta el trío que peleaba por el
tercero. Márquez, que le vio venir desde su pizarra, intentó escaparse
antes de que les diera caza.
Fue así como pasó a Pedrosa a seis vueltas de acabar, ganándole la
frenada de final de recta. Rossi vio la maniobra, pero se lo tomó con
más calma que antes y pasó con precisión tanto a Crutchlow como a
Pedrosa. Después vino su duelo con Márquez, porque el Pequeño Genio no
se achantó y llegó a devolverle el primero de los dos adelantamientos
que le hizo.
Juntos protagonizaron un final colosal. El veterano contra el
aprendiz. El mejor de la historia contra el que puede llegar a serlo.
Por detrás, Pedrosa veía desde la distancia su duelo, sin llegar a ellos
y con la impotencia de ser el último de la fila, la fila de los
favoritos al título, porque con Crutchlow, aunque da juego en los
entrenamientos y algunas fases de la carrera, no se puede contar para
tales gestas. Aquí se salió de pista cuando le adelantó Rossi y se quedó
sin intentar pelear por el podio hasta el final, aunque acceder a esa
foto estaba más caro que nunca y, además, fue perfecta como quedó:
Lorenzo, Rossi y Márquez.
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