LeBron James y los Heat de Miami
repitieron anillo con todas las de la ley, después de la durísima
batalla que les plantearon los Spurs durante los siete partidos de la
final disputados en los últimos 15 días. La tremenda oposición del
equipo de San Antonio a lo largo de toda la serie, incluido el tenso e
igualado séptimo partido (95-88), otorga más mérito a la espléndida
labor de los Heat.
Venció el equipo de Florida y culminó su extraordinaria temporada,
con 66 victorias en la fase regular, 27 de ellas en una histórica racha.
Y a continuación superaron a todos y cada uno de sus rivales en unos
playoffs especialmente duros. Si ya se encontraron ante una magnífica y
meritoria oposición de Indiana en la final de Conferencia, llegaron a
tambalearse en la última batalla por el título ante los Spurs. Al equipo
de Gregg Popovich le faltó un ápice de suerte y energía y en el séptimo
partido, no le quedó más remedio que claudicar ante El Rey y su equipo.
LeBron James llevó a los Heat en volandas hacia su segundo título consecutivo, el tercero en la historia de la franquicia.
LeBron
estuvo omnipresente y muy acertado. Sumó 37 puntos, 12 rebotes y 4
asistencias. Se lució como pocas veces lo había hecho últimamente en los
triples, con un 5 de 10. Llevó la voz cantante en el ataque de su
equipo y fue quien acabó de domar a los Spurs en las acciones finales de
un partido que no se decantó hasta los últimos instantes.
Junto a LeBron, destacaron Wade, con 23 puntos y 10 rebotes y
Battier, especialmente inspirado, con 18 puntos, fruto de un asombroso 6
de 8 en los triples. Chalmers también aportó 14 puntos, muy necesarios
dado el increíble desacierto ofensivo de tres jugadores habitualmente
importantes y que se quedaron a cero: Bosh (0 de 5), Ray Allen (0 de 4) y
Miller (0 de 5).
Los Spurs resistieron hasta la extenuación. Hubo incluso algunos
momentos en que hicieron enmudecer al público del American Airlines.
Llegaron a gozar de cortas ventajas hacia el final del tercer cuarto,
pero Chalmers, con un triple sobre la bocina consiguió que los Heat se
plantaron en el último acto con una mínima ventaja (72-71).
Prosiguió
la igualdad y la incertidumbre hasta que Battier y LeBron abrieron una
brecha de seis puntos (83-77). Faltaban cinco minutos y medio. Pero los
Spurs todavía no habían dicho su última palabra. Sumaron de tres en tres
con un triple de Ginóbili, un dos más uno de Duncan y otro triple de
Leonard que estrechó el marcador. Con 90-88 y a falta de minuto y medio,
Chalmers falló dos tiros libres. El partido, la final y el título se
decidieron en ese corto lapso de tiempo. Leonard falló un triple,
Battier también falló, y poco después Duncan, LeBron anotó a 27 segundos
para el fin (92-88) y acto seguido robó un balón en un mal pase de
Ginóbili. El Rey acabó de decidir.
Los Spurs pagaron el mal día de uno de sus mejores hombres a lo largo
de las finales, Danny Green, que se quedó en 5 puntos, con una serie de
tiro de 1 de 12. Duncan acabó hundido por uno de sus fallos en los
instantes finales, pero fue de todas formas el mejor de su equipo con 24
puntos y 12 rebotes. Leonard estuvo a un nivel notable, con 19 puntos y
16 rebotes. Ginóbili aportó 18 puntos y 5 asistencias. Parker, en
cambio, no estuvo inspirado en el tiro y solo anotó 10 puntos, todos
además en la primera parte. Los Spurs pagaron sus malos porcentajes en
el tiro: un 37% frente a un 43% de los Heat, que además anotaron 12
triples, el doble que sus rivales.
Los Spurs perdieron por primera vez una final. Las cuatro veces
anteriores que habían llegado a ella, la habían ganado. Aunque sabían de
antemano la dificultad que entrañaba ganar un séptimo partido como
equipo visitante. De las 17 ocasiones en que se llegó al séptimo partido
en las finales de la NBA,
solo tres lo ganaron los equipos que jugaban fuera de su cancha. La
última ocasión que ocurrió fue en 1978, cuando los Washington Bullets
vencieron en la cancha de los Seatle Supersonics por 99-105.
LeBron James continúa el reinado que inició la pasada temporada y,
como entonces, volvió a ser nombrado el MVP de la final después de
haberlo sido también de la temporada. Lleva dos años consecutivos
acaparando todos los galardones. El último que consiguió una gesta
semejante fue Michael Jordan cuando ganó sus dos primeros anillos con
los Bulls en 1991 y 1992 y también fue MVP de la temporada y de las
finales.
Noticia: http://deportes.elpais.com/deportes/2013/06/21/actualidad/1371786772_501471.html
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