Interesante debate. La mañana siguiente a un domingo de finales
deportivas de alto nivel, en las redes sociales estallaba la pregunta:
¿por qué ocupa tanto espacio en casi todas las portadas el partido de la
selección de fútbol masculino, que sufrió una contundente derrota ante Brasil en la final de la Copa Confederaciones en ese país, por delante del equipo femenino de baloncesto, campeón del Eurobasket tras una victoria épica ante Francia en su cancha?
No hace falta decir que la prensa española, tanto la generalista como
la deportiva, apostaron claramente por el desenlace del fútbol en Río
de Janeiro por delante de la gesta en París, aunque no todos del mismo
modo. Esto es lo que hizo EL PAÍS en sus sucesivas ediciones: en la
primera, que por horario no podía recoger lo ocurrido en Maracaná, la
imagen de la primera página era para las
triunfadoras del baloncesto. Las últimas ediciones sí recogían la
derrota de España en la Confederaciones con foto y texto a tres
columnas, pero mantenían un
espacio significativo (dos columnas con foto debajo) para el éxito del
baloncesto femenino. Estas son las primeras antes y después de la final
en Brasil.
Del resto de diarios generalistas, Abc y La Razón no mencionan el triunfo del baloncesto en la primera página de su edición madrileña; sí lo hace El Mundo en un pequeño título debajo del fútbol. Los deportivos As y Marca
apostaron por una solución parecida: dedicar casi toda su portada al
partido de Maracaná pero destacar el baloncesto femenino, con foto, en
la parte superior, junto a la cabecera. En todo caso, el fútbol
masculino ocupó más espacio que el baloncesto femenino en todos los
medios, lo que tampoco se puede calificar de sorpresa.
El fútbol es con mucho el deporte rey de las audiencias; una final
España-Brasil en el mítico estadio de Maracaná no tenía precedentes y es
uno de los mejores platos para el espectador mundial que puede ofrecer
ese deporte. En el otro lado, el equipo español de baloncesto femenino
derrotó a Francia por un solo punto tras un emocionantísimo final
disputado en el campo del rival, lo que alimenta esa creciente rivalidad
deportiva entre los dos lados de los Pirineos. Es decir, que por
méritos lo de ellas en el baloncesto era cuanto menos como si ellos
hubieran ganado en el último minuto en vez de caer 3-0.
En las redes muchas personas consideraron más meritorio lo conseguido
por Sancho Lyttle, Amaya Valdemoro, Alba Torrens y compañía en París
que lo que hicieron Iniesta, Torres y Casillas en Río. Y afeaban a los
medios no haberlo entendido así.
Solicito información sobre las sucesivas primeras de EL PAÍS a la subdirectora del diario Berna González Harbour, que remite una respuesta detallada y argumentada de cada decisión tomada esa noche:
"El periódico habla a través de cada una de sus piezas, pero habla sobre todo a través de su primera página. Incluso a través de la evolución de una primera página en un mismo día. Y ayer fue uno de esos días intensos, divertidos y repletos de cambios para el cierre del periódico, sin tregua alguna, se lo puedo asegurar.
Dos noticias marcaban la noche: el resultado del baloncesto, en el que la selección femenina de España se jugaba su primera victoria europea en 20 años, y el resultado del fútbol, en el que la Roja se jugaba su hegemonía indiscutida desde que se alzó con la Copa del Mundo en 2010 y la Eurocopa en 2008 y 2012. Los de Del Bosque iban a luchar por la única que les faltaba: la Copa Confederaciones. La noche, por tanto, prometía, y un equipo fabuloso de profesionales estaba aquí, en la sección de Deportes y de Mesa Digital, dándolo todo para cubrirlo de forma impecable en web y papel. Pero llegó la hora del cierre y nada de eso había ocurrido aún.
Por ello, la primera edición que preparamos ilustraba la portada con una simbólica foto de Obama visitando la celda en la que Mandela estuvo preso buena parte de su cautiverio. Eran las diez de la noche cuando las españolas se alzaron con la victoria. La decisión fue inmediata: foto de ellas. A contrarreloj y sin buen material aún sobre la mesa levantamos la de Obama y sufrimos hasta encontrar una imagen potente de baloncesto. Así se cerró y se imprimió la edición europea y más tarde –con una foto ya mejor- la nacional.
Entonces empezó la guerra en Maracaná. El plan era claro (dentro de lo inestable que es la supuesta claridad ante el instinto que responde a las noticias reales, no las previstas): foto a tres columnas y careta hasta abajo en caso de victoria. Pero Fred empezó a dibujar otro escenario desde el minuto 2 y vino la opción B: la Roja se quedará arriba, en los sumarios con foto situados en cabeza, y las chicas se mantendrán en la foto a tres columnas. Hoy es su día. Pero vino Neymar y marcó. Y Fred remató el drama. Y Sergio Ramos falló. El castigo a España era demoledor, la afición brasileña tronaba y la noticia adquiría una proporción dramática para el sueño español. Había que replantear la primera. Y había que mantener a las chicas. La solución fue desalojar una noticia exclusiva sobre Gürtel que ocupaba la careta a dos en las anteriores ediciones y abrir paso a la victoria en el baloncesto europeo.
Mantener su presencia fue una apuesta decidida por ellas. ¿Hay quejas por ello? Invito a mirar otros periódicos, no he logrado encontrar una portada con foto y noticia de las españolas. ¿Alguien habría preferido que las chicas del baloncesto fueran en grande y los hombres del fútbol en pequeño? Seamos realistas. El fútbol es fútbol. Y celebremos lo demás: que ellas ganaran, y que ellas encontraran un estupendo escaparate en la portada de EL PAÍS".
¿Saben? A los periodistas no nos gusta dar demasiadas explicaciones
de las decisiones que tomamos, como ocurre en tantos oficios, pero estos
tiempos 2.0 nos facilitan el diálogo con el lector y no queríamos
esquivar esta polémica. Las críticas nos hacen espabilar, reflexionar
sobre qué hacemos y por qué. Pido opinión a otro periodista de larga
trayectoria, Bonifacio de la Cuadra, comprometido con la igualdad tanto como con el deporte. De la Cuadra ha sostenido en varios artículos el fin de la separación por sexos en el deporte
y la promoción de competiciones mixtas. Y a quienes ven utópica su
posición, les recuerda: "Antes también veían como una locura que una
mujer sea policía o bombera". Pero este periodista comprende que las
expectativas despertadas por la selección masculina de fútbol en Brasil,
que tenían en la Copa Confederaciones su único reto sin cumplir tras
una racha triunfal, tenían difícil competencia. Y no cree que el hecho
de que unas ganaran y otros perdieran restara relevancia mediática a
cada uno de los choques.
Otro colaborador de este blog, el profesor de Derecho Constitucional Octavio Salazar, polemizaba al respecto en Facebook desde otro punto de vista: "Los
periódicos reflejan lo que prima en la sociedad. Claro, el fútbol es
más importante que el baloncesto, y el baloncesto de chicos más
importante que el de chicas. Tampoco si un equipo femenino
de fútbol hubiera ganado una copa mundial habría tenido tanto peso. Es
decir, el desequilibrio -no sólo de los medios, que también, sino de la
sociedad en general- está en el género, no en el deporte. El mundo del deporte, y del fútbol en
particular, es el paradigma del machismo. Y por tanto lo que reflejan
los medios también lo es".
Amaya Iríbar,
periodista de la sección de Deportes de esta casa, cree que el desigual
tratamiento de los triunfos de equipos masculinos y femeninos es un
reflejo más de una sociedad con profundas raíces machistas. "Lo que pasa
en el deporte pasa en la vida, en las empresas, en los partidos
políticos", explica. "El deporte ha sido durante mucho tiempo ha sido
una actividad exclusivamente masculina. Dicho lo cual, el impacto
mediático de la competición femenina es menor, eso es un hecho. Y ocurre
lo mismo que con los deportes minoritarios que reclaman más atención.
Que sí la merecen, pero el fútbol mueve muchísimo más público, más
dinero, más interés". Un dato: cinco de las diez noticias más leídas en
la web de este periódico este lunes eran piezas relacionadas con la
final de la Copa Confederaciones; las crónicas del Eurobasket femenino
no alcanzaban esas posiciones.
Es bienintencionada pero ingenua la pretensión de dar exactamente
igual seguimiento al deporte masculino que femenino. Como es
comprensible, los medios tenemos en cuenta qué interesa más al público
(o qué creemos que les interesa más, pero eso hoy es medible). Los
deseos de la audiencia no pueden ser la única guía, porque un diario es
ante todo un criterio del que se fían los lectores. Pero claro que
importa. Ninguna actividad puede ignorar lo que desean los consumidores,
esta menos que ninguna, porque tiene que ganarse su confianza.
Resistirse al dominio del fútbol (masculino, sí) sobre todos los
demás deportes ha sido durante mucho tiempo labor complicada, a pesar de
que los triunfos de los Nadal, Gasol o Alonso hayan abierto mucho el
abanico del interés popular. Nombre de hombres, en cualquier caso. El
siguiente paso es que el deporte que practican las mujeres atraiga los
focos, y eso no se va a conseguir, como la
paridad en los consejos o en las listas electorales, mediante cuotas. Se
consigue a golpe de éxito, vendiendo triunfos, épica. Pero sobre todo
promoviendo el deporte base femenino, construyendo desde abajo. Creando
cantera a la vez que afición. Por ejemplo: ¿por qué aceptamos que el
Real Madrid no tenga equipos de mujeres en ninguna categoría, pero esté
formando a chicos casi desde que empiezan a andar?
Los Juegos de Londres rompieron en 2012 muchos de los prejuicios. En
este país futbolero y donde el deporte ha sido territorio masculino, las
mujeres ganaron más medallas que los hombres: 11 frente a 6. El país
entero vibró ante la pantalla viendo las gestas del equipo femenino de balonmano,
por poner un ejemplo. Un ejemplo muy esclarecedor, porque tras la
victoria supimos que el campeonato nacional estaba al borde de la
quiebra, que los clubes cerraban y la mayoría de jugadoras han hecho las
maletas (este reportaje de Iria Villar
se lo cuenta todo). No es posible. entonces, vivir en España del
balonmano profesional. En baloncesto femenino hubo un caso igual de
escandaloso: el equipo valenciano Ros Casares
se proclamó campeón de Europa en mayo y echó el cierre en junio por
inviabilidad económica. Así como suena. Como dice De la Cuadra, "el
problema del deporte femenino no son los grandes eventos, son los
domingos normales".
¿Están en igualdad de condiciones el deporte masculino y femenino? Ni
en presupuestos, ni en apoyo institucional, ni en patrocinadores, ni en
asistencia de espectadores cabe comparación alguna. Tampoco en atención
de los medios de comunicación públicos ni privados, reconozcámoslo.
Tampoco en su capacidad de movilizar hinchas, que al final eligen
libremente el espectáculo que les gusta más. Por otro lado, tantas voces
que piden más atención para el deporte femenino... ¿se podrían traducir
en fichas, clubes, abonos, taquilla, audiencia televisiva? ¿En una
afición que lo sostenga?
Los éxitos internacionales reflejan la pujanza de las nuevas
generaciones de deportistas, liberadas de complejos de todo tipo. El
deporte femenino necesita más relevancia y otros países, EE UU en
cabeza, pueden darnos lecciones de cómo lograr estructuras y audiencias
importantes. Eso es más importante que dividir al 50% los centímetros
cuadrados de la foto de portada, idea salomónica y por tanto poco
acertada.
Los deportistas se abren paso ganando y las jugadoras de baloncesto
de eso saben. La noticia es que la selección femenina han logrado una
victoria que se ha abierto sitio en la primera página. Ese hueco de la
portada es una victoria, una conquista, en absoluto una concesión. Nadie
se lo puso nunca fácil a las mujeres deportistas.
Noticia: http://blogs.elpais.com/mujeres/2013/07/campeonas-y-derrotados-en-la-portada.html
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